18 octubre 2013

Neil Gaiman: por qué nuestro futuro depende de las bibliotecas, de la lectura y de la imaginación

El pasado martes 15 de octubre, Neil Gaiman pronunció una conferencia para la Reading Agency, una ONG británica que promueve la lectura, en especial a través de las bibliotecas. 

La charla me ha parecido emocionante como lector de biblioteca que siempre he sido. Se lo he comentado a mi bibliotecaria esta tarde, y me había puesto a traducir el texto de Gaiman cuando he encontrado que ya lo habían traducido en el blog de Cuaderno de Retales. 



La parte que más me ha gustado es en la que dice: "Creo que tenemos responsabilidades para con el futuro. Responsabilidades y obligaciones para con los niños, con los adultos en los que esos niños se convertirán, con el mundo en el que se encontrarán. Todos nosotros - como lectores, escritores, ciudadanos- tenemos obligaciones. Intentaré citar algunas de esas obligaciones.

Creo que tenemos la obligación de leer por placer, en privado y en público. Si leemos por placer, si otros nos ven leyendo, aprendemos, ejercitamos nuestra imaginación. Mostramos a otros que leer es algo bueno.

Tenemos la obligación de apoyar a las bibliotecas. Usarlas, animar a otros a usarlas, protestar contra su cierre. Si no valoras las bibliotecas, no valoras la información, o la cultura, o la sabiduría. Estás silenciando las voces del pasado y dañando el futuro.

Tenemos la obligación de leer en voz alta a nuestros hijos. De leerles cosas que disfruten. De leerles historias de las que ya estamos cansados. De hacer las voces, de hacerlo interesante, de no dejar de leerles solo porque han aprendido a leer. Utilizad el tiempo de leer como tiempo de crear lazos, como tiempo en el que no se mira el móvil, en el que las distracciones del mundo se dejan a un lado."

Qué bien explica Gaiman lo que vale el trabajo de los bibliotecarios. Por mi parte, siempre lo he pensado pero hoy Gaiman lo ha expresado mucho mejor: cuánta riqueza le han dado las bibliotecas a mi vida y a la de mi familia. 

¡Muchas gracias, bibliotecarios!