09 mayo 2005

Sobre el Quijote y Cervantes

>>yo creo que más bien es Cervantes quien se contagia de la locura de su caballero.<<
De hecho, iba hoy pensando en ese otro artículo tuyo, Rafa, en que te declarabas no-friki aunque feliz poseedor de abundante material warie, cuando caí en la cuenta de que el Quijote demuestra claramente que Cervantes es más o menos lo que hoy en día llamaríamos un friki de las novelas de caballerías: se las ha leído todas, y por eso distingue entre las buenas y las malas.
Vamos, que el Quijote viene a ser una parodia estilo Fan Hunter o El Señor de los Tornillos, escrita por un friki devorador de novelas de caballería. Pero tan bien escrita y con tan buena suerte editorial que acabó resultando un best-seller. Lo que si dura mucho tiempo acabamos llamando un clásico.
Por eso tiene gracia que en un país como España en que leer está si no mal visto, por lo menos poco extendido, haya en toda casa un ejemplar de este libro friki de un lector empedernido escribiendo juegos de palabras para otros lectores empedernidos.
Si ya sus primeras palabras en el prólogo son muy reveladoras de para quién escribe: eso de "desocupado lector" es algo que resulta levemente insultante en la laboriosa mentalidad manchega de los sanchopanzas no lectores.
Tiene algo de mágico el Quijote: cuando oigáis hablar de él sin cesar por todos los medios, no creo que debáis pensar con hastío "pues yo ahora no me lo leo, hala". Si no más bien fijaos en la gran broma que supone que un libro friki en el más puro estilo de Pratchett siga engañando a tantos no-lectores que creen que es un libro serio y sesudo.
Por eso tantos no-lectores se han quedado encallados al abordarlo como primera (y desgraciadamente última) lectura de su vida: porque es un libro para lectores empedernidos, que se sonríen con complicidad ante los guiños de Cervantes, de Benenjeli, del bachiller Sansón Carrasco y de Sancho Panza criticando a Avellaneda.
Yo sí que lo tengo en la pila, para releerlo en su cumpleaños. Que cumpla muchos más, engañando a los organizadores de eventos en su honor que aún no se lo han leído: ellos creen que son los que se llevan el gato al agua cuando consiguen la subvención a cuenta de un libro que veneran en la distancia pero no piensan leer. Don Quijote sabe que no, que aunque ellos se lleven el oro, él sigue llevándose la gloria: esas horas desocupadas y solitarias del lector con un libro en las manos. Que nos quiten lo leido y lo bailao.